Comportamiento animal y evolución

Por: Aldo Iván Vassallo

El aprendizaje social de comportamientos es característico de la especie humana y está en la base de lo que llamamos cultura. ¿Existe, aunque más no fuera en forma rudimentaria, en los animales?

Las caricaturas de Charles Darwin (1809-1882) publicadas en su tiempo por la prensa británica lo mostraban con cuerpo de simio. Era una manera no muy sutil de burlarse de su teoría de la evolución, uno de cuyos corolarios indicaba que la especie humana descendía de los primates. En todas las épocas, el ser humano reservó para sí un lugar aparte y más elevado en la escala natural, a pesar de reconocer que tiene muchos rasgos y comportamientos en común con los animales (aun de los más salvajes).

La noción de escala natural (scala naturae) se remonta a la Grecia antigua. Postula que todos los organismos pueden ser ordenados de manera lineal, continua y progresiva, desde los más simples (como bacterias, amebas y paramecios) hasta el más complejo. Este último generalmente se identifica con el hombre. Pese a que variadas apetencias y ‘bajos instintos’ lo hermanan con bestias de todo tipo, un pequeño pero especial conjunto de características lo distancian salvadoramente del mundo animal. Entre los rasgos supuestamente exclusivos del Homo sapiens se puede incluir una inteligencia cualitativamente superior y el lenguaje oral y escrito, que facilita el traspaso de conocimientos de una generación a la siguiente, y que permitió el éxito ecológico de la humanidad y lo que hoy se conoce con el nombre de civilización.

En otras palabras, cada nuevo ser humano nacido en este mundo no necesita volver a descubrir todas las habilidades y conocimientos técnicos, desde la medicina hasta cultivar tomates, que requiere para integrarse a la sociedad de sus pares. Ese entramado de conocimientos, que es la base de las civilizaciones pasadas y presentes, pequeñas o grandes, suele denominarse cultura, y constituye el resultado colectivo de la labor de muchas personas a lo largo de las sucesivas generaciones.

Fuente: Cienciahoy.com