Hipótesis sobre el gusto masculino por los pechos femeninos


La revista Fucsia acaba de publicar un interesante artículo que busca indagar sobre el gusto de los hombres por los senos de las mujeres. En éste se toma partido por la hipótesis relacionada con el vínculo materno. Según la publicación «Larry Young, profesor de psiquiatría en la Universidad de Emory, EE. UU., estudia las bases neurológicas de los comportamientos sociales complejos. Young piensa que la evolución humana incorporó un circuito cerebral antiguo que tenía como fin fortalecer el vínculo entre la madre y su hijo durante la lactancia. Ahora ese circuito también sirve para fortalecer el vínculo entre las parejas».

A este postulado se suman argumentos que refieren un supuesto gusto exclusivo de los Homines sapientes a diferencia de los demás mamíferos: «Al preguntarle por qué los otros mamíferos no sufrieron este cambio como los humanos, Young piensa que es porque nosotros formamos relaciones monógamas a diferencia del otro 97 por ciento de los mamíferos: `También puede tener que ver nuestra posición bípeda y el hecho de que nosotros tengamos sexo cara a cara, lo cual provee una mayor oportunidad para estimular los pezones. Los ratones de campo monógamos, por ejemplo, se aparean desde atrás y los pezones cuelgan en dirección al suelo, por eso no sucedió este cambio evolutivo. La naturaleza de nuestra sexualidad nos ha permitido mayor acceso a los senos`».

Argumentos de tipo antropólogico como el de Fran Mascia-Lees de la Universidad Rutgers, refutan esta teoria pues dice que no a todos los hombres se sienten atraídos por los senos de las mujeres: “Siempre es importante cuando los biólogos evolucionistas sugieren una razón universal para explicar un comportamiento o una emoción, pero, ¿dónde quedan las razones culturales?. En algunas culturas africanas, por ejemplo, las mujeres no se cubren los senos y los hombres no suelen encontrarlos tan estimulantes»

Otra hipótesis, no necesariamente opuesta a la de Young pero si diferente, es la de la antropóloga evolucionista Helen Fisher quien sostiene que el desarrollo mamario hipertrofiado en las hembras de nuestra especie obedece a una simulación frontal de las nalgas ya que al erguirnos y al copular de frente, el contacto cara a cara se volvió la moneda de cambio para identificar los prospectos sexuales.